Nuestra Historia

Desde 1987

Nuestra historia comenzó en 1987 en el corazón de Chillán, donde don Domingo, con sus manos curtidas por años de trabajo en el campo, decidió cumplir su sueño: abrir una panadería en la calle Arauco. Con un viejo horno de leña que compró con sus ahorros y las recetas manuscritas de su madre, comenzó horneando marraquetas antes del amanecer. Su hijo Ricardo, entonces un niño de apenas 8 años, lo acompañaba cada madrugada, aprendiendo el oficio mientras observaba con admiración cómo su padre transformaba harina y agua en pan que alimentaba a las familias del barrio.

Durante treinta y cinco años en Chillán, don Domingo construyó más que una panadería: construyó una familia extendida. Cada cliente era recibido con una sonrisa y un "buenos días" cálido. Ricardo creció entre sacos de harina y el calor del horno, absorbiendo no solo las técnicas del oficio, sino también los valores de su padre: honestidad, dedicación y amor por el trabajo bien hecho.

En 2022, buscando el aire puro y la tranquilidad de un pueblo más pequeño, la familia se trasladó a Pinto. Fue aquí donde don Domingo, ya mayor, comenzó a ceder el delantal a Ricardo, quien había crecido para convertirse en un maestro panadero. Hoy, Ricardo honra cada día el legado de su padre, usando las mismas recetas, manteniendo el mismo cariño por cada cliente, y enseñando a sus propios hijos el valor del trabajo honesto. En cada pan que sale de nuestro horno, vive el espíritu de don Domingo, y en cada sonrisa de Ricardo, se refleja el orgullo de continuar una tradición familiar que ha alimentado generaciones.